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El Mancha



Hace tiempo que no escribía nada. Por lo menos nada para el blog.

Las fotos de arriba son de “Mancha”. Originalmente se llamaba “Manchas”, pero para facilitarle el entendimiento al perro se suprimió la “s” final; por eso de que los perros entienden mejor los nombres que terminan en vocal.

Les cuento como llegó él a mi casa:

Mi tía tiene un perro y una gata (y ahora último tiene otra gatita chica que le regalaron) y desde noviembre del año pasado que cerca de su casa sentía llorar a un perro, pero era llanto de perro chico. Conversando con la vecina, ésta última le dijo que era de una casa que está por detrás de la casa de mi tía y, ésta misma vecina señaló que ya estaba aburrida con la bulla del perro que siempre se ponía a aullar en las tardes.

Como mi tía es corazón de abuelita con los animales le empezó a dar cosa y siempre que venía para mi casa nos contaba que había un perrito que lloraba y todo el drama. Hasta que un día domingo llegó y nos dijo, a mis padres y a mí, que iba a ir a buscar al perrito. Lo cual, al cabo de un tiempo, no ocurrió. Yo le preguntaba cada vez que la veía: “¿y el perrito? ¿Lo fue a buscar?. Hasta que un día domingo llegó a almorzar – mi tía- y nos contó que había averiguado cuál era la casa y había hablado con los dueños del perro y que ellos no tenían problema con regalarlo y que, de hecho, ya lo habían tratado de hacer, pero nadie lo quería porque el perro ya era grande (alrededor de 9 meses) y había que tener espacio para tenerlo.

A todo esto. Ese mismo domingo, que fue el 25 de marzo, fuimos mi tía y yo a buscar al – en esa época- “manchas” y no había nadie adulto en la casa (en simple, no estaban los papás) y sólo estaban una niñita que habrá tenido unos 11 años y una niña como de 16-17 años – claro que está última poco entendía, pero sí quería que el perro se fuera-. Entonces, la niñita más chica nos hizo pasar y vimos dónde estaba el perro. Era un espacio como de 3x2 en lo que muchos llamarían logia, pero esto era un microscópico patio de tierra y el perro estaba amarrado a un poste con una cadena de no más de 50 centímetros. O sea, imagínense un perro dálmata que de por sí son hiperactivos amarrado desde noviembre o diciembre con no más de 50 centímetros de cadena.

Mi tía me dijo que lo lleváramos al tiro, pero yo tenía la duda de cómo lo íbamos a sacar de esa casa sin que estuvieran los padres de las niñas para autorizar eso. Al final, le pedimos a las niñas algún número de celular dónde ubicar al papá o a la mamá para llamarlos y que nos dieran la autorización para sacar al perro, pero no había forma de contactarlos. Así que quedamos de volver en una hora más – a esas alturas ya eran como las 8 PM -. Cuando volvimos aún no habían llegado los padres, sin embargo la niña más grande nos dijo: “Pero si quieren llévenselo no más” y mi tía me dijo: “si yo ya había hablado con la mamá”, así que ahora la tarea no era menor y para eso había ido yo: Había que sacar al perrito de ahí.

En verdad les digo, que el estado del perro era bien desastroso, estaba súper delgado parecía más un galgo que un dálmata; la cadena con la que estaba amarrado estaba súper enredada y más encima el perro desesperado ladrando y seguramente asustado con estas personas extrañas que algo le estaban haciendo que él no entendía. Al fin sacamos al perro de donde estaba y lo que me dio cierto grado de pena fue que cuando nos íbamos mi tía y yo con el perro la niñita chica le decía: “Chao Manchas”. A mí, personalmente me dio pena, pero el Manchas ni pescó a la niñita.

Como no pudimos sacarle el enredo de cadenas del cuello, para sacarlo de su casa tuvimos que desatarlo del poste, así que cuando iba por la calle con el perro, éste iba con la cadena que por tanto tiempo había sido el signo de su cautiverio.

Cuando llegué a la casa de mi tía, evidentemente, había que sacarle la cadena con pedazos de cuerda... un verdadero enredo. Como el perro no me conocía se movía y estaba intranquilo, lo bueno es que no mordía – y aún no lo hace -. Entonces me voy dando cuenta que el collar de cadena que tenía estaba en tan mal estado - seguramente él lo rompió – que lo habían juntado con un alambre y los extremos de este alambre topaban en el cuello del Mancha. Cuando pude cortar este collar, vi bien que el perrito tenía el cuello manchado de sangre. Ésta fue la primera etapa, por lo menos habíamos sacado al perro de donde estaba y ahora podía moverse libremente y esa noche contó con la compañía de Rocky – el perro de mi tía- que, hay que decirlo, estaba bastante celoso.

Al otro día –el lunes 26 de marzo- llamé a mi tía para preguntarle cómo le había ido con el perro. Me dijo que bien, que no había dado problema, pero que no sabía cuánto tiempo iba a poder estar con el Mancha, porque Rocky se estaba poniendo muy peleador con el invitado y que por último se lo iba a dar a alguien que tuviera parcela.

Al contarle esto a mi “santa madre”, que por ella no teníamos mascota hace unos años, porque cuando se murió nuestro perro mi mamá dijo que nunca más animales en la casa ya que cuando se mueren es un sufrimiento y toda la historia..., al rato mi mamá empezó: “Cómo la Gloria le va a dar el perro a alguien que no conoce y en una parcela capaz que se arranque y después lo atropellen”. A todo esto, yo antes había contado en que condiciones habíamos encontrado al pobre perro y que tenía sangre, y todo lo que les conté a ustedes.

Cuento corto. Mi mamá llamó a mi tía (hermana de mi madre) y le dijo que nosotros nos quedábamos con el perro. Mi papá y yo no dijimos ni chus ni mus, porque como sabrán: “Donde manda capitán no manda marinero”. Además que nosotros igual andábamos mirando perros, hámsters y conejos, pero era mi mamá la que ponía el problema.

Bueno, ahora el “Manchas” se llama “Mancha”. Aunque mi mamá le dice Canito, mi papá le dice Marchant y yo le digo Sergio Lagos –por lo alto y lo hiperventilado -, pero en definitiva, él sabe que se llama Mancha.

Por último, como siempre es posible sacar una lección de las cosas. Es evidente que en las condiciones que el perrito vivía estaba sufriendo maltrato, pero por otro lado pienso en la niñita que decía: “Chao Manchas”. Entonces me preguntó: ¿Cómo alguien se gasta sus lucas en comprar un perro así para luego dejarlo amarrado y sin darle comida? Por otra parte la niñita mostraba afecto por el perro; quizás si hubiera sido por ella el perro no habría estado atado y sin comer. ¿Quién tiene menos discernimiento: los adultos que compran un perrito para luego dejarlo en paupérrimas condiciones sin tener, al parecer ninguna contemplación, o una niñita de no más de 11 años que demuestra cariño por su perro (que en dos patas es más grande que ella)?

Al menos los dueños tuvieron un gesto de grandeza con el pobre animal y prefirieron regalarlo, ya que sin duda, ese perro, si seguía en esas condiciones, además de atrofiarse por no poder moverse y volverse tal vez loco, se iba a morir de hambre.

PD. : Antes que se me olvide. Es curioso lo rápido que el Mancha se ha adaptado en mi casa. Llegó el 27 de marzo y parece que siempre hubiera vivido con nosotros.

Comentarios

  1. Anónimo3:59 p.m.

    Hola Brian,
    Me gusto el Mancha, se ve contento y jugetón. Como de la movie.
    Saludos y grax x las fotos

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  2. Se ve gran dog brinwrit, tenis q invitar a conocer al mancha.
    Recuerdo cdo era pequeño, mi vecino nos habia invitado a mi y a mi hermano a su casa. Pero mi vecino tenia un dalmata que era rechico, pero yotb era enano, re chico, y en un arranque el perro se para frente a mi, me derriba y se posa sobre mi. Ese trauma tengo de los dalmatas.
    Se q son juguetones, y wenos amigos.
    Saludos al Mancha.
    pd: juega harto c el y animo

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  3. Blog nuevo


    Oye pero estaba interesante la wea hasta que empecé a bajar, a bajar y el medio ladrillo weon! dudo con creces que este monton de iletrados haya leido mas de 3 líneas! de cagao no escribis el evangelio de San Guchito... otro dia lo leo

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  4. Es súper juguetón el perro y ando con toda la ropa sucia y llena de pelos. Eso sería como lo único negativo del perro.

    Que bueno que a VL le hayan gustado las fotos. vi tu mail.
    Saludos

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  5. jaja
    media historia


    igual ta re lindo el perro
    pa llegar solo o no?


    yo tampoco escribia hace tiempo
    no se´que me dio ahora

    ya besitos
    se cuida ;)

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  6. NOOOOOOOO. ¿Adivina qué?. Mancha llegó a tu casa el día de mi cumpleaños, lo que quiere decir entonces que.... ¡MANCHA ES MIO!.
    Harto triste la historia de Mancha, me dio más pena, por suerte encontró una buena familia que lo ama y un amo como tú que lo escucha cuando hablar, que le saca fotos, que lo tiene de protagonista en películas y lo tienes más famoso que mi ex súper perro en Holliwood. Si hubiese sabido antes de la existencia de Mancha, lo voy a buscar ahi mismo cerca donde tu tía y me lo traigo, porque es más lindo (no tanto como el de mi foto eso si, ¿ah?).

    Sr. Chimpancé a medida que buscaba la vida de teleserie de Mancha, pude además ver otras notas, que me entretuvieron, como por ejemplo el cortometraje que presentaste en un concurso (te ves bello de payaso, que quieres que te diga), que tenías otro blog artístico y lo eliminaste, que tenemos el mismo antivirus, que tu cumple es el 3 de octubre y hasta respondí unas preguntas de tu exámen de grado que estaba más fácil que aprenderse las vocales.

    Soy buena alumna... sobre todo cuando tengo tiempo.

    Saludos Sr. Chimpancé.

    Caro.

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  7. Caro: Si es que vuelves a esta entrada perdida te doy las gracias por darte el trabajo.

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