Siendo una mujer
Retrocede unos meses atrás. Al chico con el que crees que andas le encantan los chocolates y decides comprarle unos para indemnizarlo por un pequeño incidente que piensas que sólo a ti te podría pasar. Necesitas un lugar donde comprar chocolates y vas a una multitienda que te queda cerca del trabajo, y en donde venden chocolates, vinos, etc. Te atiende un vendedor muy amable. Le dices que te envuelva los chocolates y unos dulces que compraste – es mejor que sobre a que falte- con mucho cuidado. El vendedor te atiende muy bien. Pasa un tiempo y necesitas hacer un regalo para una secretaria que trabaja en tu oficina. Piensas en algo que le guste a todo el mundo – no conoces mucho los gustos de la secretaría-, y obviamente, la palabra mágica es: “chocolates”. Ya no lo piensas y vas nuevamente a la misma tienda en que meses atrás compraste chocolates y dulces. Eliges unos chocolates que por el envoltorio supones que han de ser de lo más rico. Cuando llegas a la caja te atiende el mismo...