Papelucho

El 17 de mayo recién pasado se estrenó la película “Papelucho y el marciano”.

Cómo no recordar a Papelucho. Recuerdo que fue de los pocos libros entretenidos que leí en el colegio, sino el único. El primer libro que leí de este travieso niño fue “Papelucho”(el de la foto). Cómo olvidar a la Domitila, al Padre Carlos, a Jacinto Soto; en fin, a tanto personaje que vinieron a adornar y enriquecer el diario de vida de este niño. Ese libro es genial, recuerdo que leí ese libro hasta hace unos años atrás, ya que es de esas pocas cosas que no aburren, es como una buena película.

Volviendo atrás, después de algún tiempo de haber leído Papelucho en el colegio le pedí a mi mamá si me podía comprar otro, el que fuera, ya que pensaba que todos eran igual de buenos; entonces... un día... llegó mi mamá con “Papelucho: Mi hermana Ji”. Por lo poco que me acuerdo hoy en día creo que ese libro no me gustó tanto como el primero. Es que “Papelucho” es de 1947 y es el primero; en cambio ”Mi hermana Ji” es de 1965, por lo tanto, es una consecuencia del primero y quizás por eso ya no causa tanto fervor como el Papelucho de 1947.

Este año este eterno niño cumple 60 años y sigue siendo un niño travieso y simpático que, de una u otra manera, sigue identificándose con aquellos que comparten su tierna edad.

Especial resulta el hecho que, a pesar de haber cumplido 60 años, Papelucho, sigue siendo un niño. Resulta curioso que, cuando nosotros seamos ancianos Papelucho va a seguir siendo un niño. Y es que este personaje que creara Marcela Paz, hace mucho que dejó de ser un simple personaje para pasar a convertirse en un símbolo y, cuando algo se convierte en un símbolo trasciende más allá del tiempo y de las generaciones. Un símbolo reclama existir, en cambio, un personaje de cuento solo es producto de la imaginación de su autor.