¿Qué pasó con la vieja cámara fotográfica?
Pasó la Teletón y ahora sí que nos encaminamos directamente hacia la navidad. Pensando en la navidad traté de recordar aquellas cosas que uno siempre deseaba. Entre ellas una cámara fotográfica.
Recuerdo que mi tía tenia una Kodak Extralite(foto inferior), que era la típica cámara larga que usaba esos rollos alargados en vez de los de 35mm. En mi casa después de unos años que mi tía hubiera comprado esta cámara, mi papá también decidió comprar una. Sin embargo, como ocurría muchas veces, cuando era el evento en que se necesitaba la cámara, ésta no tenía rollos o pilas.
Después de unos buenos años y, más o menos, cuando yo tenía unos 16 años mi papá me trajo de Paraguay una cámara Samsung de 35mm(foto de abajo), con flash independiente, selector de luminosidad y autodisparador. Para mí era una maravilla, sin embargo cuando se le ponía un rollo de 36 fotos, éste se quedaba pegado en la foto 24. Ahí entendí el por qué la espectacular cámara Samsung traída del Paraguay no venía en caja, ni tampoco traía manual.
Con el tiempo, aparecieron las cámaras digitales y, teniendo unos 23 años me compré mi primera cámara digital “Soligor” de 3.2 megapixeles (la que actualmente fue heredada por mi papá que la tiene guardada). Esa es una buena cámara, a pesar de que la marca no tenga tanto renombre, saca buenas fotos e incluso – a mi gusto – a veces mejores que mi actual BenQ; el único punto es que tiene el enfoque manual y no automático, lo que muchas veces, sino la mayoría, puede ser un punto a favor.
Después de esa cámara, llego a mi vida mi Nokia 3620 (que fue vendido en $15.000), el cual traía una cámara VGA que sacaba fotos y grababa videoclips de 10 segundos. Debo confesar: el teléfono es muy, pero muy bueno en todo; pero la cámara…. Uf, es un detalle que es mejor olvidar.
Una de las últimas cámaras en mi vida es mi actual BenQ C530 de 5 megapixeles que me gané en un concurso, es una buena cámara. Tiene un modo automático y uno profesional, graba videos con sonido y tiene un zoom óptico de 3x. No es profesional y menos puedo pretender sacarle fotos a algo en movimiento (aunque tiene un modo de rafaga), pero al fin y al cabo, salva bastante bien la mayoría de las pruebas a que es sometida.
La última cámara en mi vida es la de mi Samsung E256 (celular). Es una cámara VGA, pero a diferencia de la del Nokia 3620 (y por eso lo cambié), saca buenas fotos, tiene un zoom digital de 4x, ajuste de brillo, varios efectos (blanco y negro, sepia, negativo, relieve, etc.) e incluso le puedo agregar marcos decorativos a las fotos para después enviarlas vía bluetooth o MMS, además no tiene límite de tiempo en cuanto a los videoclips (pueden ver algunas fotos sacadas con este celular en: www.fotosyvideosdelcelular.blogspot.com).
Bueno, eso sería toda mi historia con las cámaras fotográficas. Espero que esta navidad regalen o les regalen una cámara fotográfica.
Continuación del post: Se me olvidaba. ¿Recuerdan que cuando iban a revelar, generalmente les regalaban el rollo? El problema era que igual había que tener la plata para revelar. Más encima cuando uno es chico no tiene mucha plata. El enganche de la cámara con rollo, al parecer era ese: “Junta la plata para el revelado y te regalamos el rollo”. Por qué no mejor: “Compra un rollo nuevo y te revelamos el anterior”. Je, je. Generalmente el rollo valía la mitad de lo que costaba el revelado.
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